La primera vez
August 21, 2020 Leave a comment
Cuando era niño recuerdo un comercial de televisión de una bebida alcoholica llamada 100 Pipers*. Algo que me gustaba de ese comercial era las generaciones que presentaba porque indicaba que el gusto por esa bebida era una tradición que se pasaba de padres a hijos a nietos.
Hoy mientras hacía una visita preventiva al médico esa frase me vino tanto a la mente porque estaba visitando el Urólogo, medico que se encarga de atender los organos urinarios y sexuales del hombre. ¿Por qué me vino a la mente?, porque tanto mi papá como su papá, o sea, mi abuelo, fallecieron como consecuecia de cancer de próstata.
Entré confiado por considerarme un hombre inteligente y que ha visto los resultados de no conocer y atender con tiempo esta situación. El aire acondicionado del centro médico estaba tan frio que me llegaba a los huesos. En el ambiente reinaba una tranquilidad y un silencio sepulcral. No se si fue la espera o la anticipación a lo que venía, pero prácticamente dos horas después de paciente espera, llegó la hora de la verdad.
El doctor, un jóven, diría yo de unos 36-38 años, sumamente amable y calmado, me preguntó sobre mi historial familiar, mis preferencias de café, alcohol, cigarrillos a lo que solo respondí que tomaba café en cantidades extraordinarias.
Me dijo, baje sus pantalones y calsoncillos, acuestese de lado ahí y toque con ambas rodillaas su pecho. ¿Has hecho esto antes? preguntó el galeno, a lo que respondí negativamente. “No te preocupes”, replicó, “será algo rápido, un poco incómodo, pero muy breve”.
Esa brevedad, en mi mente pareció un abismo. Sentía cómo oscultaba y trataba de identificar cualquier tipo de protuberancia en mi próstata. Pensaba que iba a sentir un toqueteo interno, algo que me puyaba por dentro, un invasor no solicitado y muy necesario, pero no fue así. Fué tan rápido, aproximadamente unos 20 segundos. No fue tan malo como pensaba.
Luego solo queda la sensación un poco incómoda de la incurión en vía contraria a lo planteado por la naturaleza. Creí que iba a salir con el orgullo y la hombría marchitada, pero no, salí muy tranquilo, con un poco de entumecimiento que se me quitó poco después de enterarme que todo estaba en orden.
Salí con la satisfacción de que aquella frase de 100 Pipers, por lo menos en este ambito y en este momento, no aplicaba. Con la satisfacción de no hacer caso a los prejuicios a los que muchcos hombres aluden para no hacer tacto rectal. Con la satisfacción de tener la experiencia de contar a mis hijos, hermanos y amigos que vale la pena esos 20 segundos que pueden cambiar tu vida para siempre.
*El consumo excesivo de alcohol es perjudicial para la salud ley 42-01